Entrevista Cristina Saracho Fundadora de "Con joyas y a lo loco"
Cuando hablamos de economía circular pensamos en muebles, ropa u otros objetos cotidianos. Sin embargo, las joyas siempre han estado en lo alto de la pirámide, y ese fue el gran reto al que tuvo que enfrentarse Cristina Saracho, quien provenía del mundo de la banca y las finanzas, y quiso revolucionar el sector del lujo con un nuevo concepto: el alquiler de joyas.
La Moraleja Magazine.- ¿Cómo aterrizas en el mundo de la joyería?
Cristina Saracho.- Mi trayectoria profesional empezó en la banca y en el mundo de las finanzas, pero pronto descubrí que lo mío eran las emociones que despierta el lujo. Pasé por firmas como Suárez y otras experiencias profesionales que me permitieron aprender de primera mano cómo se vive y se transmite la experiencia de una joya.
De ahí nació la idea de darle una vuelta al sector con una propuesta fresca: crear un club de alquiler de joyas que democratizara el acceso a piezas extraordinarias y, al mismo tiempo, impulsara la sostenibilidad y la circularidad en un mundo que siempre parecía reservado a unos pocos.
Así nació Con joyas y a lo loco: para que todas podamos brillar sin necesidad de poseer.
LMM.- Habíamos oído hablar del boom del alquiler de tocados, ropa o bolsos de lujo, pero no tanto de joyas; da algo de respeto. ¿Qué tipo de mujer se atreve a alquilarlas? ¿Para qué ocasiones?
CS.- La mujer que alquila joyas es actual, segura de sí misma y con mucha personalidad. Sabe que un “joyón” puede transformar un look y que no hace falta tenerlo guardado en un cajón para disfrutarlo.
Nos alquilan para bodas, galas, entregas de premios o fiestas especiales… pero también, cada vez más, para cenas, viajes o incluso reuniones importantes de trabajo.
LMM.- Eres una “cazadora de tesoros”, de esas joyas que a veces atesoramos sin rentabilidad. ¿Qué hacéis con esas piezas en Con joyas y a lo loco?
CS.- Nosotras rescatamos esas joyas dormidas. Piezas que a menudo heredas, compras o guardas con cariño, pero que apenas ven la luz. En Con joyas y a lo loco las convertimos en protagonistas: les damos rotación, visibilidad y vida.
Es una forma de que el patrimonio joyero —tanto familiar como de grandes marcas— no quede escondido, sino que siga brillando en diferentes mujeres y en diferentes momentos.
LMM.- En estos años, ¿a qué retos te has tenido que enfrentar?
CS.- El primer reto ha sido cultural: convencer de que las joyas, al igual que la moda, también se pueden compartir y circular. Al principio generaba respeto, pero cada vez más mujeres descubren que alquilar es liberador.
Otro reto importante ha sido la logística: garantizar seguridad, trazabilidad y confianza tanto a las clientas como a los propietarios de las piezas.
Y, como toda start-up, el reto constante es dar a conocer esta propuesta innovadora que rompe moldes en un sector tan tradicional.
LMM.- Háblanos de tendencias. ¿Qué se lleva ahora?
CS.- Estamos en plena fiebre de los maxi pendientes y de las joyas-escultura que elevan cualquier look. El oro vuelve con fuerza, las piedras de color pisan fuerte y los diseños inspirados en la naturaleza y en el arte tienen mucha presencia.
También hay una clara tendencia hacia el mix & match: combinar piezas de distintas épocas o estilos, porque al final la joya más de moda es la que refleja tu personalidad.
Tienes que sentirte tú.
Y tú, ¿qué quieres: ser o poseer?

